Dos testimonios de comienzos del siglo XIX nos permiten conocer la situación de los indios changos después de trescientos años de roce con los blancos. Grupos evidentemente afectados por el mestizaje y la aculturación, conservaban también muchos rasgos físicos y costumbres de su pasado. El primer .documento es un informe suscrito por dos franciscanos que debieron efectuar labor misionera en la caleta del Pa poso hacia 1806. El segundo testimonio corresponde al explorador e investigador británico William Bollaert, que en su libro titulado Antiquarian, Ethnological, and other Researches in New Granada, Equador, Perú and Chile (Londres, 1860), se preocupó de dejar algunas interesantes noticias de los nativos que observó en Cobija.